Titanic: españoles en el barco de los sueños

El próximo martes se cumplen 103 años del hundimiento del  Titanic.  Vamos a aprovechar esta fecha para acometer una experiencia docente innovadora: una clase especial, una suerte de Masterclass, que además  se retransmitirá en directo vía streaming  para todo aquel que quiera seguirla desde cualquier lugar del mundo a través de Youtube.

La clase se llamará  Titanic: españoles en el barco de los sueños.  Hablaré como profesor del área de comunicación del a  Universidad Francisco de Vitoria  y como coautor de Los Diez del Titanic,  de la historia de los españoles que viajaban en aquel barco en su única travesía antes del naufragio.

Mis alumnos de tercer curso de los grados de Periodismo y Publicidad tienen un reto: que la clase y todo lo que la rodea se convierta en un pequeño evento en la red, hasta conseguir que seamos Trending Topic en  Twitter con la etiqueta #Tuitanic2015.

Estás invitado a seguir la clase (recuerda: martes 14 de abril desde las 17:00) en este sitio Web: https://youtu.be/aTSi2kxqJ9Q  Allí encontrarás de momento una cuenta atrás que marca el tiempo que resta para nuestro arranque del próximo martes.

Será en el salón de grados de la UFV, y podrán acudir alumnos de nuestra Universidad. Allí sortearemos dos ejemplares de Los diez del Titanic y haremos lo mismo entre quienes se muestren más activos en el seguimiento de nuestra clase tuitera. Por ejemplo preguntando durante la clase con la etiqueta #TuitacnicDice.

Todo listo para otra pequeña aventura… que no te puedes perder.

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Presentación Perfecta

Qué difícil resulta hablar en público sin sufrir. Impresiona  enfrentarse a la audiencia en cualquier entorno profesional: charla, reunión, entrevista cara a cara, presentación…  Buena parte de nuestra jornada laboral se va en hablar y nos asustamos cada vez que pensamos en tomar la palabra.  Es normal. Apenas nos han adiestrado en este campo.

Llevo más de diez años formando a directivos, políticos, universitarios o mandos intermedios en esta materia. Busco el camino para alcanzar la Presentación perfecta. Ya que  George Clooney  nos demostró  en el cine que existía  La Tormenta Perfecta, tiene que existir la presentación perfecta.

Y todo lo que sé al respecto lo he puesto en este libro editado por Pearson.

Foto portda Presentación Perfecta

  • El control del miedo, las virtudes del ensayo.
  • Consejos prácticos para dar con la estructura ideal que nos ayude a transmitir mensajes.
  • La ficha taking off.
  • La importancia de la voz.
  • Los secretos del lenguaje no verbal en la oratoria.

Presentación Perfecta   ya está a la venta. Se puede comprar en papel o se puede adquirir el libro electrónico en todas sus versiones.

No quiero que esta entrada del blog parezca una glosa publicitaria. De modo que te animo a que ojees la Web de Presentación Perfecta  para que veas los vídeos con consejos y ejemplos que allí se alojan. Vídeos y también otro tipo de juegos o encuestas para medir tu aptitud y actitud como orador.

Habrá más entradas en este blog sobre este asunto. Con datos del libro y análisis de personajes públicos que hablan en público. De momento te adelanto el Book Trailer  de Presentación Perfecta.

Y ya sabes: Tenemos que hablar… más y mejor.  Y si te animas puedes contestar a la encuesta anónima de esta entrada o enviar algún comentario a través del formulario de abajo.

Javier Reyero

 

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Telemadrid y Onda Madrid. Homenaje al talento.

Trabajé durante 18 años en Telemadrid  y Onda Madrid. Me siento muy orgulloso de que ambas empresas aparezcan en mi currículo profesional.  Intento que nada de lo que está ocurriendo en los últimos meses enturbié mis recuerdos de esa empresa que abandoné hace más de ocho años. Es difícil, pero lo intento.

Casi todo lo que sé sobre Radio y televisión, lo aprendí allí. No sé si es mucho o poco,  eso lo han de juzgar los oyentes y los espectadores. Pero la huella del ente público Radio Televisión Madrid  en mi ADN audiovisual es incuestionable: comencé a trabajar allí cuando tenía 20 años y han pasado bastantes desde aquel septiembre de 1986.

El principal tesoro de cualquier compañía está en sus recursos humanos. Las personas hacen a las empresas y las empresas ayudan a progresar a sus trabajadores, directivos y colaboradores. Es un círculo virtuoso que se convierte en círculo perverso cuando por los motivos que fueren (crisis económica, evolución del mercado, inadaptación al entorno competitivo, indefinición del modelo,  incompentencia de los equipos directivos, intromisiones políticas desatinadas, etc.) esas mismas compañías se desprenden de sus empleados.  Es tan absurdo como aquel globo aerostático que a base de soltar lastre para no estrellarse, termina por tirar de la cesta a quienes saben pilotarlo. Nadie quiere prescindir del talento y entiendo que ninguna empresa lo hace voluntariamente salvo por razones de fuerza mayor o motivos espurios.

Yo abandoné Telemadrid en 2004 y dejé de presentar y dirigir programas en Onda Madrid en 1999. Cuando me marché ya habían quedado atrás los días de Telemadrid como líder o colíder de audiencia en Madrid. Pero al irme quedaba muchísimo talento allí dentro que en buena medida ahora sale por la puerta. No estoy aquí para hablar del conflicto, el ERE o la nueva Telemadrid. Para eso necesitaría casi un libro o escribir una tesis. No creo que otra opinión más, y menos la mía, pueda interesar a nadie. Esta entrada de mi blog es un pequeño homenaje al talento que ha habitado los pasillos de Telemadrid y Onda Madrid (En las Calles Espronceda y García de Paredes  primero, y en la Ciudad de la Imagen después)  desde mayo de 1985.

Y mi homenaje se va a centrar en dos vídeos muy divertidos en los que se muestra el ingenio del equipo de realización de Telemadrid. El primero lo dirigió Emilio Manzanedo, realizador de Telemadrid fallecido hace algunos años a una edad muy temprana. Entonces era ayudante de realización en el mítico Fútbol es Fútbol que yo dirigí y presenté durante 11 años.

En aquellos días teníamos una idea común: trabajámos todos a una con la dirección de antena de Telemadrid. Nadie nos pedía que promocionásemos la película que cada domingo se emitía,  en el no menos mítico Megahit,  al concluir nuestro programa. Pero nuestros realizadores y el editor Julio Sanz inventaron un sistema para integrar lo mejor de la película que venía después,  en mitad de Fútbol es Fútbol. Este día, no recuerdo de qué año, se estrenaba  Aliens, el regreso   la secuela de   Alien el octavo pasajero   dirigida por  James Cameron.  Al dar paso a un corte publicitario yo sálía del set de forma ostensible, como si fuese al baño. Al terminar el último spot los espectadores de Telemadrid vieron esto…

Lo menos importante de este montaje es Javier Reyero. Yo era un simple actor bien dirigido. Quiero que entiendan que este vídeo se grababa a la hora de la comida el mismo domingo,  y en los sótanos de Telemadrid. Nos quedábamos sin comer puesto que no teníamos otro rato para utilizar una cámara y poder rodar. El realizador había hecho una labor previa perfecta de engranaje e imaginación para que los nuevos planos parecieran grabados en la nave atacada por los alenígenas de Cameron. Lo hacíamos encantados.

Para hacer todo esto no teníamos un duro. «Producciones coste cero presenta»  nos gustaba decir. El vídeo había que editarlo luchando contra el cronómetro para que estuviese listo a fin de su emisión a las nueve y media de la noche. Y así ocurría casi siempre. Una prueba más de que la escasez de medios agudiza el ingenio. Las cosas salían adelante por el voluntarismo de unos cuantos que aplicaban la mayor de las lecciones de este negocio: el peor trabajo de televisión o radio es el que no llega a tiempo.

Segundo ejemplo, y segundo homenaje. Va en la misma línea. La película que se estrenaba ese domingo era la parodia de clásicos de espías y guerras  Hot Shots.  Esta pieza la concibió y dirigió otro ayudante de realización de Fútbol es Fútbol: Salvador Tauroni, una de las personas que ha salido de Telemadrid en el ERE de 2013. Con estos vídeos estábamos haciendo prehistoria del advertainment, integrando la promoción o la publicidad en el contenido… y no éramos conscientes del hito.

Hot Shots en Fútbol es Fútbol

Cada uno ha de hacer sus cuentas y cada quien es dueño de sus opiniones y sentimientos. Yo tengo lo míos que no pienso exponer aquí. Ya hay mucha crispación como para añadir más de forma gratuita. Solo pretendo homenajear al talento de gente con la que he trabajado y a la que admiraré siempre. No corren buenos tiempos para el sector audiovisual. No es una era de cambios; es un cambio de era. Suerte para todos en el nuevo panorama que se avecina y mi respeto más sincero para muchos de los caídos en esta «tormenta en el ente»

Javier Reyero, Jefe de programas deportivos de Telemadrid de 1992 a 2004. Miembro de la redacción de deportes de Onda Madrid desde 1986, y de Telemadrid desde su creación en 1989.

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¿Televisión social-multipantalla o televisión no programada…?

La tecnología revoluciona nuestra forma de ver la televisión. Hasta hace poco había un televisor en cada casa. Ahora hay más televisores que casas como consecuencia del aumento de la oferta de canales. En una familia todos quieren ver algo pero no todos quieren ver lo mismo. Antes eran lentejas, ahora es la televisión autoservicio.

proyectomatriztv[1]Podemos ver la tele gratis o pagando. Puede ser televisión por ondas hertzianas (la llamada televisión terrestre o terrenal), por satélite o por cable. Antes era analógica, pero lo analógico ha muerto y todo es digital.

Alta definición ,  Smart TV ,  streamingultra HD… Cuesta más estar al día sobre avances televisivos que seguir una telenovela. Pues vamos a complicar este bonito mundo de las siglas y los palabros con una pregunta «técnico-futurista» sobre algo que ya hacemos hoy.

Mirando a la tele del futuro.

Si hubiera que elegir (no vale escoger las dos) ¿Qué prefiere?  ¿Televisión social-multipantalla o televisión no programada? Las dos al mismo tiempo… parece casi imposible. Podemos disfrutar de estas dos formas de ver la tele, pero no parece algo compatible con el mismo contenido.

Yo siempre había pensado que la televisión del futuro sería la no programada. Ahora tengo mis dudas. La televisión  programada  es aquella en la que el espectador se tiene que subordinar a la tiranía del reloj. En la televisión programada manda el programador (de ahí su nombre. Esto cae por su propio peso) Un experto en programación en cada canal decide a qué hora comienza cada espacio. Así ha sido la televisión de toda la vida. Si el programa empieza a las 22:00 y llegas a casa a las 22:10… ajo y agua. Te pierdes 10 minutos y chimpún. Lo dicho: espectadores controlados por el reloj. Como en el trabajo pero sin jefe.

La televisión no programada  es una suerte de soporte informático que graba lo que tú quieres cuando tú quieres,  y  lo ves cuando te apetece. Hagamos notar que ya no manda el reloj en nuestra vida de espectadores. ¡Interesante!  Los vídeos, DVD grabadores o los PVR  han dejado paso a los nuevos sistemas inteligentes de grabación y gestión de las grabaciones. En nuestro país lo más destacado es iPlus  de Canal Plus   o la llegada de TIVO  desde EEUU a través de ONO

La televisión no programada es adictiva. Lo digo por experiencia. Ya no veo la televisión de otra forma salvo determinados acontecimientos deportivos y los informativos.  Salvo que prime la emoción del directo no es imprescindible ver lo que se emite a la vez que lo estrena la cadena. Lo malo de este sistema: va asociado a la televisión de pago y  no a la gratuita… de momento. Y la penetración de la TV de pago en España frisa el 20 % de los hogares. Más bien poca cosa para el negocio.

Y de repente aparecen las redes sociales. El otro día leí, y aquí lo añado, que  de cada tres tuits que se lanzan en España, uno tiene que ver con programas de televisión.  Dato espectacular. Como también lo es que cada vez haya más comentarios de programas en Tuenti o Facebook,  resulta que nos gusta mucho, pero mucho, mucho, comentar cosas relacionadas con nuestros programas de televisión preferidos. De ahí que se hable de televisión social (socializamos nuestros comentarios más allá del salón de casa) y vemos la tele consultando otras pantallas tipo teléfono móvil, ordenador o tableta (televisión multipantalla)

TwitterTV[1]

Pero esta forma de ver la tele y la anterior son incompatibles. Ni los guionistas de  Lost  lograrían meter ambas actitudes en una misma dimensión espacio-tiempo. Si tuiteas sobre un programa, es que lo estás viendo en directo. Si ves la televisión no programada (ergo grabada) no tienes con quién comentar los contenidos: tus amigos no están viendo el programa exactamente a la misma vez que tú.

He aquí la paradoja. La misma tecnología nos permite tomar dos caminos, a cual más moderno:

A: Televisión no programada

B: Televisión social-multipantalla.

Al mismo tiempo, son excluyentes. O mando sobre el mando a distancia o me supedito al reloj para la charleta con los amigos-coespectadores. Si tenemos en cuenta que dedicamos más de 265 minutos didarios a ver la televisión (más de cuatro horas y media por cada español de 4 o más años)  y que los días tienen las horas que tienen… no nos da la vida para combinar muchas veces ambas formas de ser telespectadores. 

Así que… Tú lector,  de este Blog, ¿Qué escogerías si solo hubiera un camino…?

Añado algo de hoy acerca de este asunto: Twitter y Nielsen se alían para medir audiencias televisivas. Así lo cuentan en el periodico.com. Espero que os guste esta actualización.

http://www.elperiodico.com/es/noticias/sociedad/nielsen-mediara-audiencias-twitter-2275676

Javier Reyero.

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Una clase tuitera. Formación sin barreras.

El 21 de noviembre de 2012 fue un día muy interesante en mi carrera como profesor universitario. El planteamiento era sencillo. Ese día iba a dar una de mis clases a través de Twitter. Los alumnos no tendrían que estar en el aula, pero sí tendrían que estar conectados y pendientes de los tuits de mi cuenta:  @Reyero

Una semana antes habíamos centrado el hashtag del evento: #21NGratisRRPP. La clase escogida para el experiemento era la de 5º de Publicidad y RRPP en la Universidad Francisco de Vitoria.  Llevo allí dieciocho años dando clase, y era la tercera vez que ponía en marcha este tipo de clase. No fue la primera, pero sí resultó ser la más exitosa. Entre otras cosas por los errores y aciertos aprendidos de las dos anteriores…

Los alumnos estaban un tanto desconcertados, sorprendidos y encantados. Desconcertados por lo raro de la propuesta. Sorprendidos por tratarse de la primera vez en su carrera en la que el teléfono móvil no solo no estaría prohibido si no que resultaba obligatorio su empleo. Y encantados por no tener que acudir al aula: la clase excepcionalmente se podía seguir desde casa, desde el cine, desde un gimnasio o desde la cafetería.

La actividad tenía un objetivo: había que lograr que las RRPP fuesen  Trending topic  en Madrid en algún momento entre las 18:00 y las 20:00 del miércoles 21 de noviembre. Calentamos el ambiente desde primera hora de la mañana con alusiones a la clase y movimiento del hashtag #21NGragisRRPP. Era indispensable involucrar a los alumnos (unos 40) y la cosa funcionó. Además hubo una «comisión impulsora» formada por tres alumnos que hicieron entre las 9:00 y las 18:00 de community managers del evento.

Todo funcionó muy bien. Hubo cientos de menciones y muchos retuits de gente conocida por nosotros y de otros a los que esta iniciativa formativa les llamó mucho la atención. Mi misión como profesor era sencilla. Yo iba lanzando contenidos de interés relacionados con la materia: Técnicas de las Relaciones Públicas. Se trataba de artículos, informes, preguntas, vídeos, etc. Mis tuits estaban programados cada diez o quince minutos. De ese modo no tenía que escribir nada nuevo y podía contestar y administrar el tráfico generado.

Mis alumnos respondían, y retuiteaban. Sus seguidores y mis seguidores respondieron al reto. Y a las siete y cuarto de la tarde lo conseguimos. RRPP ocupaba el 5º puesto en los TT de Madrid y el 8º a nivel nacional. No está nada mal para un día en el que había  ¡Liga de Campeones de futbol!  con lo que eso supone de actividad en Twitter.

Gracias a todos los que participaron y a todos los que nos preguntaron. Creo que mis alumnos hiceron relaciones públicas y aprendieron a promocionar con relaciones públicas baratas  (a coste cero, me atrevo a decir) un producto difícil, casi inexistente: #21NGratisRRPP.

Formación sin fronteras o formación sin barreras. Las siguientes clases han vuelto a desarrollarse en el aula, pero el aprendizaje de la experiencia fue excelente. Aquí dejo un resumen hecho por ellos  slideshare.  Hemos incluido los informes y el seguimiento de nuestro evento-clase.

Javier Reyero, profesor, comunicador y curioso por naturaleza.

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Los DIEZ del Titanic

El 10 de abril del año  1912  diez españoles se embarcaron en el Titanic. Estaban excitados y emocionados, puesto que el viaje inaugural del Titanic era el gran acontecimiento del año. ¡Qué digo del año! El acontecimiento de la década. Iban a subirse a bordo del barco más grandioso que el hombre había construido jamás. Pero como bien sabemos hoy,  el viaje inaugural fue el único que hizo el Titanic tras chocar con un iceberg   la noche del catorce de abril cuando navegaba por el Atlántico Norte camino de Nueva York.

Los diez españoles pensaban que eran muy afortunados por encontrarse entre los apenas 2.200 elegidos que viajaban en el trasatlántico. Y la verdad es que siete de ellos tuvieron mucha suerte: toda la que es imprescindible para sobrevivir al naufragio más famoso de la historia de la navegación marítima. Murieron más de 1.500 personas y entre los muertos sólo hubo tres españoles. Se embarcaron cinco hombres y cinco mujeres. Las mujeres sobrevivieron todas y dos de los hombres también lograron salvarse.

Los DIEZ del Titanic es el libro que cuenta todo lo que vivieron esos compatriotas nuestros. Su vida antes de embarcar y sus motivos para hacerlo. Su estancia en el barco durante los cuatro días que estuvo surcando las aguas, incluyendo algunas relaciones con otros pasajeros que marcaron lo que les pasaría a los españoles durante las dos hora y media que transcurrieron tras el impacto con el iceberg hasta el hundimiento del buque. También se sabrá lo ocurrido en las angustiosas horas que tuvieron que soportar los 704 supervivientes en los botes hasta que arribó al lugar el naufragio el famoso  Carpathia para comenzar el rescate y el traslado a tierra.

Y tras el hundimiento y el rescate para algunos, las peripecias antes de volver a la vida normal… si es que la vida puede volver a ser mínimamente normal para un grupo de personas que tuvieron la fortuna de salvarse y la desgracia de oír durante unos minutos interminables los gritos de dolor y pánico de quienes se encontraban en las gélidas aguas nocturnas del Atlántico sabiendo que la congelación, que tanto dolor les causaba, estaba a punto de precipitar su muerte.

Pero la historia de Los DIEZ del Titanic tiene mucho más. Incluso los cadáveres de los tres fallecidos tienen su propia historia. Téngase en cuenta que apenas 400 se recuperaron en los días posteriores, y que unos mil fallecidos yacen en fondo dél océano, seguramente en el mismo pecio que ocupa el Titanic a unos 3.800 metros de profundidad.

El libro es el resultado de un intenso y promenorizado trabajo de investigación, que entre otras cosas nos ha llevado a fijar con absoluta precisión que eran diez los españoles que viajaban en el Titanic y no  ocho o nueve como se creía hasta el momento.

Cristina Mosquera,  Nacho Montero  y quien esto escribe,  Javier Reyero,  somos los autores de este libro editado por  LID. La salida a la venta es inminente ya que precederá al centenario del desastre del Titanic. Y el centenario se cumple en la madrugada del quince de abril. Nuestro libro contará con una proyección en la Web. Quienes lo tengan podrán acceder al librositio  de  Los DIEZ del Titanic  donde encontrarán mucha más documentación sobre los españoles y sobre el célebre barco.

Seguiremos informando, pero en breve estará en la calle Los DIEZ del Titanic. Yo no me lo perdería…

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¿Es verdad que nos gusta tanto el fútbol…?

Abril de 2011 pasará a la historia como el mes de los «cuatro partidos del siglo» Que haya cuatro partidos del siglo en un mismo mes, año o siglo, es algo difícil de explicar a quienes no sean un poquito aficionados al fútbol.

Es más que probable que uno de esos enfrentamientos entre Real Madrid y FC Barcelona se convierta en el acontecimiento televisivo del año… al menos hasta ese momento. Hablo de audiencias televisivas estratosféricas, de esas que superan los diez millones de espectadores de una sentada. Un pequeño detalle. El cine español tuvo el año pasado 10,7 millones de espectadores durante los 365 días que las salas de todo el país proyectaron alguna película producida aquí. Doy este dato para situar el fenómeno del fútbol televisado en sus proporciones apropiadas.

Se emite mucho fútbol en nuestras televisiones y todo lo que se emite, o casi todo, tiene una audiencia considerable. No todo son clásicos, pero ya quisieran los datos de audiencia de un partido de clase media-baja la gran mayoría de series, programas, documentales o películas que emiten esas mismas cadenas. Así las cosas parece que nos gusta mucho, pero mucho, mucho, ver fútbol en la tele. ¿O tal vez no es exactamente ver fútbol en la tele lo que nos gusta…?

Me explico. ¿Cuántas veces ha visto usted, lector de este blog, una película como Titanic (gran éxito en taquilla en su momento), El señor de los anillos (reina de los óscar)Avatar (el megahit cinematográfico de 2010) o Pretty Woman (la película con más pases de éxito en todas las cadenas españolas que la han multiprogramado desde hace veinte años)…? Respuesta estándar a esta pregunta: muchas veces o cuanto menos más de una vez alguna parte o toda la película.

Y ahora otra pregunta. ¿Cuántas veces ha visto un partido de fútbol del que ya conoce el resultado? Incluso un partido brillante, un partido histórico como aquella final de la Copa de Europa que jugaron en 1960 Real Madrid y Eintracht de Frankfurt. Respuesta estándar para esta segunda pregunta: entre una y ninguna y ninguna con tendencia a la segunda opción.

¿Pero no habíamos quedado en que nos gustaba a todos ver fútbol por la tele? ¡Qué mejor propuesta entonces que ver un partido excelente! Algo no cuadra en esta historia. Vayamos pues a la intrahistoria.

El cine tiene un proceso de exhibición y explotación que podemos llamar de ventanas de exclusividad a futuro. Funciona de la siguiente forma:

La vida de la película comienza en las salas de cine y va pasando por el mundo del DVD (ya casi todo alquiler y apenas venta), la televisión de pago por visión, la televisión de pago y por fin la televisión en abierto. Cuanto más se ve una película en la ventana anterior, mejor le va al propietario de los derechos de la siguiente. Un ejemplo. Titanic arrasó en los cines, se alquiló su DVD más que ningún otro, fue un éxito tremendo en la TV de pago y durante mucho tiempo ostentó el título de la película más vista en su primer pase en la televisión gratuita.

Nadie que estuvo en el cine viendo Titanic la alquiló pensando que Jack Dawson (Leonardo DiCaprio) se salvaba en la copia del DVD. Ningún telespectador de los diferentes pases televisivos anhelaba que el barco no se hundiera: lo alcanzaba el Iceberg y se iba al fondo del mar todas las veces, igual que el original en su viaje del 14 de abril de 1912. Por cierto: hoy se cumplen 99 años del más famoso accidente naval de la historia.

¿Por qué hacemos esto de ver las películas cuyo final conocemos? Es sencillo. El cine es puro entretenimiento audiovisual. Te lo pasas bien, te engancha la trama, te diviertes con una escena vista mil veces… pero el fútbol no funciona igual en nuestro imaginario particular. También es ocio audiovisual, también es entretenimiento y también tiene mucho que ver con la televisión. Pero no es lo mismo:

También hay PPV, TV de pago y televisión en abierto. Pero no son ventanas sucesivas. Son ventanas poco menos que exclusivas. Los operadores de televisión pagan mucho dinero por la exclusiva de la emisión del partido en riguroso directo. Sólo los heavy ussers del fútbol (entrenadores, jugadores, etc.) ven los partidos en diferido. Es parte de su trabajo.

Para los demás, todos nosotros, el fútbol es ocio pasional. Conocido el resultado ¿Qué interés tiene ver un partido por muy bueno que sea? (¡Imagínese que le cuentan que es muy bueno pero que ha quedado empate a cero!) No hay lugar para la emoción, no cabe la incertidumbre. Sabiendo el marcador final no queda espacio para goce agonístico del aficionado.

No nos gusta el fútbol tanto como creemos. Nos gusta la pasión que acompaña al fútbol y el sufrimiento electrizante de un partido de resultado incierto hasta el pitido final. Si conocemos el resultado… mejor nos vamos al cine a ver una buena película. Y ya puestos sepan que la máquina industrial de Hollywood ha encontrado el modo de resucitar a Jack Dawson. Salvo que sea una broma, este verano llega a las pantallas Titanic 2. ¿Será por el centenario del año que viene…?

Propongo ahora que participe en esta encuesta con fines nada científicos

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Un paseo por las nubes.

Y ahora una pizca de tecnología aplicada. Movilidad, conectividad, profecías que nunca se cumplirán sobre el futuro digital que nos espera y todo ese mundo de cacharros que entendemos a medias. La cosa es sencilla. Como he oído decir hace poco: «no vivimos una época de cambios.  Estamos viviendo un cambio de época»  Y eso mismo ocurre cuando hablamos de  la nube o por qué no, de las nubes.

Hasta ahora nuestra relación con los ordenadores es de pura dependencia del soporte físico o hardware. Estamos anclados a un ordenador de mesa, ordenador portátil, tableta o teléfono de última generación y máxima inteligencia (smartphone que los llaman) Esos equipos contienen nuestras fotos, nuestros archivos, la agenda que no queremos perder y además los programas infalibles para ver vídeos o hacer presupuestos.  Y sobre todo el  sistema operativo   que hace funcionar el corazón informático de cada máquina.

Somos cautelosos y conservadores. Nos aterra que se pueda perder la información o que se bloqueen los equipos por falta de programas que ejecuten los archivos. Pero…  ¿Y si estuviéramos en los albores de una nueva era?  ¿Y si la época que está por llegar es de verdad la de la nube informática que todo lo contiene y donde nada incrementa el peso y la necesidad de memoria de nuestros ordenadores…?

Se rumorea que la nueva batalla de  Google   (esa gente que empezó con un buscador para Internet y  ahora tiene un fondo fotográfico enorme, un sistema operativo para teléfonos móviles, un gestor de correo propio, un sistema para ver tu casa desde un satélite, etc.) ha puesto su punto de mira en Microsoft  y su sistema operativo Windows,  paradigma de la rentabilidad durante los últimos 30 años.  Google Chrome OS    es un sistema operativo (no confundir con el navegador  Google Chrome  de nombre similar) que aspira a estar alojado ¡en la nube!  De esa forma los equipos se volverían tan ligeros como la primera bailarina del  Bolshoi.

«Ya. Pero no me fío. ¿Y si no tengo conexión?  No sólo no puedo recuperar mis archivos sino que además no puedo ni arrancar el ordenador al no tener programas residentes.» Estas frases resumen el sentir general. Nos preocupa la conexión. O por mejor decir:  su ausencia.

Voy a profetizar. Es gratis y no tendré que responder a nadie si no se cumple (anda que no hubo gente diciendo que  Second Life  iba a ser la revolución y está medio grogui sin que se exijan responsabilidades a aquellos profetas) Yo creo que las compañías de telecomunicaciones nos cobrarán  -tal vez ya nos cobran- por la conexión permanente. Esa será nuestra principal exigencia y la madre de todo el asunto del  cloud computing en el futuro. Conexión en todo momento y lugar  como base del recibo  (igual que antaño lo fue la voz) y  con coste extra para aplicaciones espectaculares sin las que es imposible vivir.

Pero la solidez de la conexión ya es parte del presente. Cierto es que en algunos países más que en otros. Igual que la velocidad o el ancho de banda disponibles.  Las redes sociales han jugado un papel determinante en el terremoto-maremoto + tsunami  de Japón. No funcionaban los teléfonos, pero estaban activos TwitterFacebook.  ¿Si no se cayeron con un cataclismo se vendrán abajo en nuestro entorno para dejarnos sin poder enviar un correo, ver una presentación en power point o verificar un presupuesto en Excel…?

 

«No me fío del  streaming.  Yo prefiero guardar la película o la canción en mi ordenador por si desaparece o se me cuelga todo.» Otro presagio que tiene poco que ver con los comportamientos que aplicará en breve el  «homo computer conectiens.» 

No todas las comparaciones son odiosas. Aquí va una. Vemos la televisión sin preocuparnos de perder la conexión. Nadie graba un informativo «por si acaso»  Vamos oyendo la radio en el coche sin el estrés de pensar que la emisora va a dejar de emitir o que la antena del coche vaya a perder la cobertura.  Yo profetizo que en el entorno presente-futuro de la nube o las nubes, nuestra única preocupación será mantener la conectividad en estado óptimo.

Nos moveremos en la Web como lo hacemos entre canales de televisión o emisoras de radio. Se habrá cerrado el círculo virtuoso de  «tele-ordenador-tele»  de la manera más insospechada. Y cuando llegue ese día podremos decir por fin que el tamaño no importa.

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Hablando de oídas.

«Ya te  he comentado  hace un rato que no tengo ganas de ir al cine …» Si Fernando Lázaro Carreter  se levantase de su tumba, se volvería a meter del susto. Como decía a finales de los años noventa  en su magnífica obra  El dardo en la palabra,  «se arruinan dos mundos, el de contar y el de comentar»

«El ministro de Fomento comentó que el AVE llegaría a Galicia en el plazo previsto»  (comentó en lugar de dijo«José Mourinho ha comentado que las fechas y horarios del calendario de liga perjudican a su equipo»  (ha comentado en lugar de ha denunciado, por ejemplo)  Y así cientos de casos que a diario se oyen o se leen en los medios de comunicación. Es la consecuencia directa de informar, y opinar  hablando de oídas.

¡Qué fantástica es la radio!  Cuán mejor sería si los profesionales que la habitan y la elaboran se tomasen algo de tiempo en formar a los jóvenes periodistas recién llegados y sobre todo a sus becarios. Esos jóvenes estudiantes universitarios llevan toda su vida oyendo radio o viendo televisión y es difícil convencerles desde las tribunas académicas de que lo que creen perfecto está lleno de imperfecciones y a veces de errores.

«Y por último decir también  que la situación ha quedado controlada en este incendio, a pesar de que hay siete cadáveres calcinados»  Respecto a calcinados prefieron no alargarme y remitir a los lectores de este humilde blog a los trabajos de la FUNDACIÓN DEL ESPAÑOL URGENTE. Tiene un buscador de dudas muy útil y sencillo. Calcinado es otro ejemplo de esas expresiones que damos por buenas cuando hablamos de oídas, cuando repetimos lo que durante años hemos visto en la tele y oído en la radio en los trabajos de LOS PROFESIONALES.  Y todos lo hacemos.

Hace más de veinte años recibí una llamada en la redacción de  Telemadrid  de un telespectador que me regañaba por utilizar el infinitivo al comienzo de una frase. Con veintidós años no entendía el reproche. Como tampoco entendí que un jefe mío, un tipo mucho menos importante que el gran gurú de la radio deportiva de entonces, me abroncase por decirle a un compañero «Don fulano, muy buenas noches…»  para luego tutear al presunto «don» en la misma conversación   (¿Les suena este estilo…?)  Yo era oyente habitual del programa deportivo nocturno de marras y por lo tanto daba por bueno el error que nadie me había hecho descubrir hasta entonces.

En nuestro idioma toda oración debe tener como núcleo un verbo en forma personal. Un uso correcto para el ejemplo del incendio hubiera sido: «Y por último puedo añadir que la situación…» El error se conoce como infinitivo fático, que tristemente para nuestra profesión de informadores también es conocido como infinitivo radiofónico, por el abuso del error en los medios audiovisuales, ya que la televisión bebe de la misma fuente de la prisa y la improvisación que la radio. Como decía un profesor mío de locución radiofónica  «la mejor improvisación es la improvisación preparada»

Conviene cuestionarlo todo. Sólo de esa forma los profesionales de la comunicación tendremos la conciencia tranquila, la certeza de que no estamos llevando al oyente-lector-espectador por el camino del error. Sólo así se puede renunciar a los lugares comunes del periodismo deportivo (el farolillo rojo, zarpazo de tal equipo, los merengues, los de Guardiola) o erradicar paso a paso el hablar de oídas que te puede llevar a dar por correcto el uso de buenas madrugadas,  en repulsa,   para nada,   sin ningún género de dudas  o  va ganando de veinte puntos…

Tal vez un lector curioso de No hay enemigo pequeño crea que me paso de purista. Es muy probable. Soy purista y exigente. Máxime con quienes hemos de velar por el buen uso del idioma. Aunque sólo sea por el pavor que provoca que un error tuyo en un medio de comunicación masivo, sea dado por bueno por miles de receptores que no tienen ni interés ni obligación en esta materia.

¡Vivan las metáforas! Como alguien me dijo hace treinta años, incluso las metáforas sobre metáforas. Un ejemplo: «No todo el monte es orégano» (metáfora) «No todo el monte es orgasmo…»  Metáfora sobre metáfora.

Si en esta entrada del blog alguien localiza un error de los que yo denuncio, animo a los interesados a reprenderme por ello. Yo, por mi parte, prometo enmendarme en el futuro una vez conozca la pifia.

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El entrefútbol. Ha nacido una nueva unidad de tiempo.

Un partido de fútbol es lo que acontece entre el pitido inicial del árbitro (el kickoff  de los ingleses que para eso lo inventaron) y el minuto 90… más el tiempo extra que se añade por diversos motivos.  Y en ese mismo momento se pone en marcha otra dimensión del mismo fenómeno: El entrefútbol, el tiempo que transcurre entre el final de un partido y el pitido inicial del siguiente. El fútbol lo juegan los futbolistas. El entrefútbol se  disputa en los medios de comunicación.

Cronograma del Entrefútbol

Se pagan muchos millones de euros por los derechos televisivos de las grandes competiciones nacionales e internacionales. Pero es una lástima para los programadores: cada partido sólo dura hora y media o poco más de dos horas incluyendo el descanso y los extras. La cadena de televisión ha logrado unos datos de audiencia casi siempre espectaculares, pero el share  de la retransmisión no es suficiente para cubrir las 24 horas del día o los siete días de la semana. Los medios de comunicación, no sólo las televisiones, han de estirar la materia prima por excelencia del ocio moderno.

El fútbol es la mejor película de la semana. Tiene buenos, malos, carga épica, máxima emoción, intriga hasta los últimos minutos y su propio Star System. Los prolégomenos, las secuelas y hasta las precuelas dan mucho juego. Un ejemplo reciente de esos que copan los programas de televisión, los debates radiofónicos, las cientos de páginas de los periodicos y que dan soporte a multitud de soportes Web. Se trata del último apunte del trascendental debate Madrid-Barcelona. «¿Quién recibe más patadas: Messi o Cristiano Ronaldo…?»

Estas discusiones son las que evitan que el mundo se detenga. Bromas aparte el entrefútbol es una constante de los medios deportivos. ¿Somos morbosos? ¿Somos cotillas? ¿El partido en sí mismo es menos divertido que las conjeturas varias del entrefútbol? Lo bueno de esta unidad de tiempo recién acotada y definida (pero que se viene explotando en los medios de comunicación desde que el fútbol existe) es que tan sólo habita en el mundo del ocio. El fútbol no es más que puro entretenimiento, y todos los debates televisivos, radiofónicos, de papel o tabernarios ni nos dan ni nos quitan el empleo o la comida. Por lo menos a la gran mayoría, puesto que el fútbol es el trabajo de unos pocos (futbolistas, técnicos, empleados de clubes, ejecutivos, etc.) y el ocio pasional de la inmensa mayoría. Como dice  José Joaquín Brotons,  director de  Gol T,  estamos ante el «Infotainment»  una mezcla dinámica de información y entretenimiento.

El entrefútbol  tiene hermanos casi gemelos en otras parcelas más «serias» de la información y el periodismo.  Por ejemplo la crónica  política, ese lugar donde casi nunca pasa nada y la opinión pública y publicada ha de tomarse las palabras y las declaraciones como si fueran hechos. ¿Se acuerdan de esta foto?  La princesa Letizia y Carla Bruni 

Esta instantánea con tanto interés informativo fue la foto de primera de varios periódicos españoles cuando comenzó la visita a nuestro país de  Nicolas Sarkozy   acompado de su esposa. ¿No tenemos en el fondo el mismo comportamiento con el fútbol que con la política, la economía o los asuntos sociales?  nos encantan los entresijos y demostramos una gran obsesión por la intrahistoria de los grandes eventos. Tanto que somos capaces de crear noticias y tertulias sobre vestidos, mohines, miradas… y traseros.

La visita era importante, pero lo más visto y lo más leído fue lo relacionado con el ropero de la primera dama gala, y su duelo de elegancia con nuestra princesa.

Visto así no parece tan malo el entrefútbol ¿verdad…? Al fin y al cabo, y parafraseando a Humphrey Bogart  en el  Halcón Maltés,   «el fútbol está hecho con el material con el que se fabrican los sueños»

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